sábado, 12 de abril de 2014

Muchos años y muchas experiencias increíbles habían pasado para cuando Jacob regresó a Betel «casa de Dios» con su numerosa familia y sus posesiones. Fue en Betel que Dios se apareció primero a Jacob cuando huía de Esaú. De hecho, fue Jacob quien le dio a Betel ese nombre después de su primer encuentro con Dios (Génesis 28:19). En ese primer encuentro, Dios también reiteró a Jacob las promesas de una gran descendencia y la tierra de Israel que había prometido primero Abraham. Ahora, cuando el tiempo ha pasado vemos que la promesa se cumplió en Jacob a pesar de no merecerlo, además de tener todas las circunstancias en su contra. Lo anterior nos deja una clara lección, y es que Dios siempre cumple sus promesas a pesar que no lo merecemos y tenerlo todo “cuesta arriba”. Dios no te miente, él te cumplirá sus promesas. Si aplicas la promesa anterior a tu vida, debes de creer lo siguiente: Dios te envuelve con su presencia ahora y todos los días de tu vida. Pídele que abra tus ojos para que puedas “ver” su presencia y acción soberana en medio de todos tus acontecimientos. Que no pase inadvertida en medio de ellos, especialmente ahora. No te centres en lo aparente, mira mas allá de lo que ves. Pídele a Dios que te de la capacidad de discernir lo que te ha querido decir en estos días recientes; con esto te está demostrando que sí está pendiente de ti. Dios te guardará por donde quiera que vayas. Sus ángeles te asistirán en cada jornada de tu camino, proveyendo todo cuanto necesites. Justamente en estos momentos su acción a tu favor es una realidad. En medio de amenazas, peligros y ataques directos, siempre te protegerá. Dios te llevará al lugar donde siempre debiste haber estado. Las situaciones repentinas de tu vida, ya fueron previstas por él, en ellas hay sabios y grandes propósitos. La “tempestad” que enfrentas ahora, no te desviará del rumbo que Dios ha determinado para ti. Al final, después de todo, llegarás. Dios cumplirá sus grandes propósitos en tu vida. Al final testificarás de la gracia, misericordia, poder y soberanía del Dios Vivo sobre tu persona. Entenderás porque fue necesario pasar por estos áridos desiertos y furiosas tempestades; y a la vez para que consueles y animes a aquellas personas que vienen atrás de ti. Después lo entenderás... Promesas oportunas... consoladoras... y ciertas... Ahora has comprendido que Dios te ha hablado en el momento justo y preciso... Que sus promesas queden grabadas en tu interior, aunque las condiciones presentes sean imposibles y difíciles. Ten paz... Pastores Marina y Manuel

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