domingo, 1 de febrero de 2015

Heme aquí, envíame a mi


Dale gracias a Dios por la misión que específicamente planificó y asignó para ti. No la veas como una carga, sino como una necesidad constante y espontánea para llevarla a cabo pese a las adversidades circundantes.
De acuerdo a las señales y profecías bíblicas, estamos viviendo en los “últimos tiempos” (Principios de dolores); y es en este contexto donde Dios,
 por su propia iniciativa te ha puesto a producir frutos para él.
Los días pasan rápido, y por tal razón es necesario aprovecharlos al máximo, sin desperdiciar ni un solo instante de tiempo. “Mirad, pues, con diligencia cómo andéis, no como necios sino como sabios, aprovechando bien el tiempo, porque los días son malos.”
El mandato y privilegio que Dios nos ha encomendado a todos sin excepción, es transmitir su Palabra independientemente en el lugar donde estemos y a la labor que desempeñemos. Transmitir su Palabra con convicción y poder sobrenatural.
¡Qué gran privilegio te ha concedido el Señor al considerarte como uno de sus colaboradores! 
¡Qué gran privilegio que te haya tomado en cuenta para esta gran misión!
Es Dios quien con su GRACIA incondicional y PODER sobrenatural te levanta para emprenderla con eficacia; lo único que necesita de ti es disposición para ponerte bajo sus órdenes y seguir sus instrucciones. Disponte para el Señor así como lo hizo el profeta Isaías. “Heme aquí, envíame a mi” Isaías 6:8
Necesitas vivir para lo que has venido a la tierra. No tiene ningún sentido que vivas para lo que Dios NO te trajo. Enfócate más en darle prioridad a la oración y a la reflexión de la Palabra de Dios para que al asimilarla bajo la acción sobrenatural del Espíritu Santo la transmitas y la reflejes con espontaneidad en todo lugar que te encuentres

LOS PASTORES MARINA Y MANUEL

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