domingo, 6 de septiembre de 2015



Ahora, en estos momentos tan críticos que estás viviendo, ya viste que no tienes quien te ayude. Hay cero perspectivas de posibilidades. Todas las puertas totalmente cerradas y la presión aumentando...
No hay duda que tienes motivos suficientes para que desde la perspectiva humana te angusties y desesperes sobremanera.
Has clamado insistentemente al Señor, y no hay ninguna respuesta, no ves ningún indicio claro y contundente. Al contrario, la noche es cada vez más oscura y el camino intransitable...
Al igual que el salmista, han salido de ti estas palabras:
Dios mío, clamo de día, y no respondes; y de noche, y no hay para mí reposo. Salmo 22:2.
Sin embargo, aunque ahora no veas nada de nada, y además escuches a toda hora comentarios desesperanzadores,
tú has tomado la decisión de dar los pasos de fe que Dios te está demandando. Y fíjate bien… no ha sido casualidad que precisamente ahora estés recibiendo esta orden de obedecerlo y de avanzar aun en contra de todo pronóstico favorable.
Esto se llama fe:
Es, pues, la fe la certeza de lo que se espera, la convicción de lo que no se ve. Hebreos 11:1
La fe, es “ver” donde no hay nada, es ver donde hay cero posibilidades de todo, pues caso contrario no fuese fe.
Lo que está sucediendo, es que tus convicciones están siendo forjadas, estás aprendiendo a creerle a Dios en medio de la oscuridad y avanzar en medio de ella. Esto antes lo sabías teóricamente, pero ahora ha llegado el momento de practicarlo.
Inspírate en el ejemplo de Abraham, quien salió sin saber para donde iba, pero tenía la plena certeza que en ningún momento iba a quedar abandonado a su propia suerte aunque así lo pareciere. En contra de todo pronóstico, con el tiempo, Dios cumpliría sus propósitos en su vida.
Por la fe Abraham, siendo llamado, obedeció para salir al lugar que había de recibir como herencia; y salió sin saber para donde iba. Hebreos 11:8
Hay algo específico en estos momentos de tu vida,  que Dios te está pidiendo hacer, y tú sabes perfectamente de que se trata. (No es casualidad que leas esto ahora mismo.
Entiende ahora que aunque todo lo tengas en contra y no sientas a Dios por ningún lado, debes seguir avanzando. El paso ya lo diste, pero no te pares ni retrocedas.


Los Pastores Manuel y Marina 

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