Jonás fue el profeta que huyó de la voluntad de Dios. Se subió a un barco y de allí lo lanzaron al mar. “El Señor envió a un gran pez.” Pero en el hebreo dice algo diferente “El Señor ordenó a un gran pez.” El pez fue probablemente un gran tiburón sin duda material de seminario. Lo cierto es que sin haber jamás estado en un seminario bíblico, este pez era un ministro de Dios. Si Dios puede ordenar a un tiburón que intervenga en la vida de Jonás, ¡cuánto más lo hará en la suya!
¿Cuáles son sus tiburones? Son esas cosas o dificultades que parecen como si se lo quisieran tragar a uno, herirlo y destruirlo. Pero al tiburón de Jonás no se le ordenó herirlo, sino traerlo de nuevo a la voluntad de Dios. Así sucede con usted. Las dificultades que usted tiene en su vida no son otra cosa que "tiburones designados”. Si usted es un hijo de Dios, entonces tiene una promesa Él hará que todas las cosas obren para bien, para atraerlo hacia Él, para que se acerque más a Él. Así que si usted se encuentra con un tiburón, no tenga miedo; es sencillamente un pez recién salido del seminario, enviado para ministrarle a usted.
Tome ese tiburón en su vida, esa prueba, esa preocupación o falta de paz, y dele gracias a Dios porque Él va a usar esto para bendición – aproveche la ocasión para bendecir al Señor.
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