sábado, 26 de diciembre de 2009

ABUNDANCIA


Sal 37:7 Guarda silencio ante Jehová, y espera en él.

La única preparación que usted necesita era un tranquilo esperar delante de Dios. Cabe decir lo mismo en este nuevo nivel de experiencia. Esta ya no es una experiencia rara, ni una experiencia ocasional; poco a poco viene a ser su experiencia diaria. La presencia de Dios empieza a derramarse dentro de usted. Más tarde o más temprano dicha presencia vendrá a ser suya casi sin interrupción.

Al principio, usted era llevado a la presencia de Dios mediante la oración; pero ahora, conforme continúa la oración, en realidad la oración llega a ser la presencia de Él. En efecto, ya no podemos decir que es la oración la que continúa. Es realmente la presencia de Dios la que continúa con usted. Esto está más allá de la oración. Ahora una bienaventuranza celestial es suya. Usted empieza a descubrir que Dios está más íntimamente presente para usted, que usted lo está para sí mismo, y una gran percepción del Señor comienza a venir a usted.He dicho anteriormente respecto de cada una de estas experiencias con el Señor, que la única manera de hallarlo a Él es volverse hacia adentro. Es allí, y sólo allí donde podemos hallarlo. Ahora usted descubrirá que en cuanto cierra los ojos, queda envuelto en oración. Quedará asombrado de que Dios lo haya bendecido tanto.Por consiguiente, es en este punto donde es apropiado presentarle otra experiencia más; una experiencia que tiene lugar muy escondidito en usted.Allí dentro de usted nace una conversación íntima con Dios.Esa conversación es altamente deleitable, y lo más asombroso en cuanto a la misma, es que ninguna circunstancia externa la puede interrumpir.¡Ahora usted ve cuán lejos en realidad puede llevarlo aquella sencilla oración con que empezó! Se puede decir de la “oración de simplicidad”, lo mismo que se dijo de la sabiduría: “Todo lo bueno se junta en ella”. Y se puede decir lo mismo de esta experiencia más profunda con el Señor. La santidad fluye tan dulcemente y tan fácilmente desde adentro del creyente que ha avanzado hasta aquí, que hasta parece ser su naturaleza misma la que se derrama con tanta dulzura y facilidad. El manantial de agua viva dentro del espíritu brota abundantemente, produciendo todo tipo de bondad.¿Y qué decir del pecado? En este punto, el pecado parece estar tan remotamente quitado del creyente, que éste apenas está consciente del mismo.Cuando usted ha entrado en este más profundo ámbito de experiencia con Jesucristo, ¿cuál ha de ser su respuesta a las circunstancias, a los acontecimientos externos? Simplemente permanezca fiel en este estado. Repose tranquilamente delante del Señor. Que ese sencillo y tranquilo yo reposo en Él y sea siempre su preparación para todo. Usted debe tener esto en mente: su único propósito es ser lleno hasta desbordar con la divina presencia de Jesucristo y, allá en lo rinconsito de usted, estar preparado para recibir de Él cualquier cosa que Él escoja otorgarle.

Pastor Manuel Rodriguez G

0 comentarios: