lunes, 13 de octubre de 2014


Cada día compruebo que las “casualidades” no existen. Con el correr de los años, he entendido que todo lo que nos acontece forma parte de un sabio propósito de parte de Dios.
Cuando pones en las manos de Dios toda tu historia personal, él mismo se encarga de tomar las riendas del “hilo conductor” de tus acontecimientos. Todo te va sucediendo para bien, aunque de por medio hayan lágrimas, derrotas, o acciones disciplinarias de su parte. El apóstol Pablo lo expresa en la carta a los romanos:
“Y sabemos que a los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien...” Romanos 8:28.
Cuando tienes la disposición y la determinación de renunciar a tus proyectos para someterte a los proyectos de Dios, entonces sus propósitos perfectos y soberanos se derraman en tu vida.
No puedo dejar de testificar como hasta en los mínimos detalles de mi vida la intervención de Dios ha sido una realidad innegable. Sería insensato de mi parte decir que todo ha sido por pura suerte o casualidad.
LA “SUERTE” NO EXISTE.
Doy fe de ello...
Lo he comprobado...
No hay día en que no vea la intervención de Dios obrando en medio de mis acontecimientos inesperados y perfectamente sincronizados.
Nada menos una hora antes de escribir esta reflexión pude comprobarlo.
He llegado a comprender que detrás de cada acontecimiento vivido sea agradable o no, lógico o ilógico, está presente la acción soberana de Dios. Esto me lleva a agradecerle por todo lo que permite en mi vida y al mismo tiempo me llena de paz saber que no estoy solo en medio de las tormentas de la vida y en el cumplimiento de la misión que me ha sido encomendada en la tierra.
Así que no te angusties si el curso de “tus” planes da un giro repentino y radical. Dios tiene el control de todo y sabe por dónde te lleva. Eso ni lo dudes...
Pon en práctica lo que recomienda el salmista:
“Encomienda a Jehová tu camino, y confía en él; y él hará”.


Los Pastores Manuel Y Marina

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