Necesitamos “enraizarnos” en la Palabra de
Dios; para ello es importante “labrar” constantemente nuestra mente para que su
semilla germine de manera sobrenatural y
la sature al grado tal que obtengamos convicciones firmes en su contenido. Es
la única forma de lograrlo. Necesitamos exponernos al contenido de la Palabra
de Dios para que su luz nos invada, y así, al igual que el salmista podamos
exclamar:
“La exposición de tus palabras ALUMBRA; hace
entender a los simples”. Salmo 119:130.
Al estar enraizados en la Palabra de Dios será
imposible que nos echemos a perder, pues reflejaremos espontáneamente sus
principios aunque nadie los tome en cuenta, testificaremos con convicción y
valentía de su contenido, no le temeremos a las circunstancias porque sabremos
que la cobertura del Altísimo nos estará guardando siempre y finalmente,
habremos vivido para el propósito por el cual Dios nos permitió nacer.
Dedica tiempo para la reflexión bíblica en un
clima de oración diaria y perseverante.
Verás la gran diferencia.
Los Pastores Manuel y Marina
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