La grande bendición en la vida de los hijos de Dios y el motivo de su verdadera alegría consiste en caminar con determinación en dirección a sus objetivos con la certeza anticipada de la victoria. Conocemos nuestro Padre, creemos totalmente en él y, por eso, vivimos en plenitud de goce y dicha.
Si Dios me prometió amar, proteger, dirigir por los caminos victoriosos, comienzo la caminata ya sabiendo que todo eso acontecerá. La paz reinará en mi corazón y estaré estimulado en todas las situaciones.
Lo regalado que es poder descansar en las promesas del Señor. Las dudas son abandonadas y las aflicciones desenmascaradas. La inquietud deja de sofocarnos y respiramos el aire puro de la confianza en Dios. La vida se vuelve más bella y nosotros la vivimos con abundancia.
¿Cree en las promesas de su Padre? Entonces descanse y aguarde. Ellas serán cumplidas en el debido tiempo.
PASTOR MANUEL RODRIGUEZ G
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