Durante los últimos años, los cristianos hemos dado poca importancia a los momentos a solas con Dios. Ese precioso tiempo del que nos habla el salmista en el que Dios nos muestra su gran amor y nos señala el camino que debemos seguir.
Esta Escritura nos muestra que hemos de hacer dos cosas fundamentales:
Primero, poner nuestra confianza en Dios para que el nos haga saber de su gran amor. Cada día debemos de tomar tiempo para estar a solas con el Señor y poner nuestra confianza en Él. Ser cristiano es un asunto de decidir confiar en Dios todos y cada uno de los días de nuestra vida. Al hacerlo, Jesús nos hace saber de su gran amor.
¡Nadie nunca nos amará, como el nos ha amado! “Nadie tiene mayor amor que este, que ponga alguno su vida por sus amigos”. Juan 15:13.
Lo segundo que nos dice este pasaje, es que debemos de elevar nuestra alma al Señor para que Él nos muestre el camino que debemos seguir.
Te haré entender, y te enseñaré el camino en que debes andar: Sobre ti fijaré mis ojos. Salmo 32:8.
Elevar nuestra alma al Señor suena un poco místico. Lo que David está expresando es el deseo de presentar su corazón al Señor para que Él lo transforme y así hacer Su voluntad. Por lo general nos presentamos a Dios para que nos ayude a caminar por el camino que nosotros queremos andar, por las sendas que llevan a satisfacer nuestro corazón.
Pidamos al Señor cada mañana, que nos señale el camino que debemos seguir, porque a Él hemos elevado nuestro corazón.