Hace poco escribí acerca de la idea errónea que tenemos de buscar la voluntad de Dios "para nuestra vida", y este fin de semana aprendí algo en la iglesia que tiene mucho que ver con esto.
Y es que el propósito de Dios para ti no debe estar enfocado en tu vida, sino en Él y en Su propósito.
Lo que voy a decir te va a chocar mucho, así que léelo con cuidado: Dios no tiene una voluntad para tu vida, Él tiene Su voluntad y tu vida debe ajustarse a esa voluntad.
Y si te preguntas cuál es la voluntad de Dios, está resumida en este pasaje:
"Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con todo tu ser y con toda tu mente" Mateo 22.37 (NVI)
Cuando nos dicen que debemos amar a Dios, enseguida tratamos de buscar qué hacer para expresar ese amor. Y buscamos actividades, nos metemos a "trabajar para Dios" y a desarrollar "nuestro ministerio".
Pero déjame decirte otra cosa: Dios no quiere tener una relación laboral contigo. Él quiere tener una relación de AMOR!
¿Y cómo lo sé? Porque Jesús les dijo a sus discípulos, y te dice a ti hoy:
"¿Quién es el que me ama? El que hace suyos mis mandamientos y los obedece. Y al que me ama, mi Padre lo amará, y yo también lo amaré y me manifestaré a él." Juan 14.21 (NVI)
Obedecer sus mandamientos es nuestra expresión de amor para Dios y es estar haciendo Su voluntad.
En una ocasión, "uno de los maestros de la ley se acercó, y al ver lo bien que Jesús les había contestado, le preguntó: "De todos los mandamientos, ¿cuál es el más importante?"
El más importante es: "Oye, Israel. El Señor nuestro Dios es el único Señor contestó Jesús. Ama al Señor tu Dios con todo tu corazón, con toda tu alma, con toda tu mente y con todas tus fuerzas." El segundo es: "Ama a tu prójimo como a ti mismo." No hay otro mandamiento más importante que éstos. Marcos 12.28-31 (NVI)
No sigas buscando la voluntad de Dios para tu vida, sino somete tu vida a la voluntad de Dios. Enamórate de Dios, lee y medita en Su Palabra: Dios te creó para que lo ames.
Dios te pide que elijas: "Hoy pongo al cielo y a la tierra por testigos contra ti, de que te he dado a elegir entre la vida y la muerte, entre la bendición y la maldición. Elige, pues, la vida, para que vivan tú y tus descendientes. Ama al SEÑOR tu Dios, obedécelo y sé fiel a él, porque de él depende tu vida, y por él vivirás mucho tiempo en el territorio que juró dar a tus antepasados Abraham, Isaac y Jacob." Deuteronomio 30:19-20
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