¿Cuál es la razón por la que no comparte el evangelio? Algunos dicen: “No quiero poner en peligro mis relaciones. Si doy testimonio, ellos me van a rechazar”. Ahora, imagínese esto: un salvavidas está en su puesto y hay una mujer en el mar ahogándose y clama, “¡Socorro, ayúdenme!” El salvavidas no entra al mar, sino que se queda en su puesto. Y la mujer exclama: “¿Por qué no me salva?” El salvavidas responde, “Bien, yo no quiero poner en peligro nuestra relación. Si trato de rescatarla, puede que se resista, puede que me golpee y lastime, puede que me demande. Si me quedo sentado aquí, no tengo riesgo de dañar nuestra relación o de que algo desagradable suceda entre nosotros”.
El salvavidas es como uno de nosotros cuando no comparte el evangelio con los perdidos. No tenemos excusa, la gente se está ahogando. Si, claro está que frecuentemente se resisten o se asustan e inclusive agreden al ‘salvavidas’. Pero un auténtico salvavidas no va a permitir que eso lo detenga de salvar a una persona. ¡Esto no lo detuvo al Mesías de salvarlo! Aunque no haya sido fácil salvarlo, quizás ellos tampoco sean fácil, pero aun así usted lo hará. Como Él se sumergió, usted se debe sumergir. Olvídese de la situación en la relación o de tener una reacción negativa. Salga de su puesto de seguridad, sumérjase, comparta el evangelio y sálvelos.
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