El nuevo año 2011 es un año de muchos retos. Creo firmemente que Dios nos ha llamado, como parte del cuerpo de Cristo, a reformar nuestro entorno geográfico. Estoy plenamente convencido que sólo con la santidad escritural lo lograremos y por medio del testimonio podemos mostrar lo que el poder de Dios hace. Para ello necesitamos la acción consagrada de todos.
Chile requiere ser reformada; cada día escuchamos acerca de la crísis social, económica, política y jurídica que nos ha tocado vivir, recordemos que la creación gime por la manifestación de los hijos de Dios.
Niños, jóvenes y adultos, mujeres y hombres necesitan la acción de la fe en cada uno de nosotros como hijos de Dios; es por ello que hemos de seguir buscando la dirección del Espíritu, y ser un pueblo que razona lo que cree y lo que hace. Que Dios nos ayude a mantener vivo el ministerio del pueblo de Dios. Que mantengamos firme nuestra identidad.
Es mi deseo que mantengamos la unidad bajo los señalamientos que la Palabra ordena; que afirmemos nuestra doctrina y compromiso como hijos de el para que en este nuevo año cumplamos cabalmente la voluntad de Dios de extender su Reino en Chile.
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