Sueña, planifica y cree en el Señor para cumplir tus metas y lograr tus objetivos, aunque parezcan imposibles.
Cuando terminamos un año, es importante meditarlo y evaluarlo. Puede ser que encuentres muchos logros y también fracasos. Por ambas cosas, debes dar gracias a Dios que te dio la oportunidad de vivirlos y aprender de ellos. Cuando se cierra un período de tiempo o se concluye un proyecto, los especialistas recomiendan hacer un FODA, es decir, enumerar y analizar las Fortalezas, Oportunidades, Debilidades y Amenazas que se vivieron para evaluar los resultados obtenidos.
José, llamado “El soñador”, el hijo menor, el consentido, es uno de los grandes hombres de fe que la Biblia nos presenta. Él nunca dejó de creer en la Palabra y nos enseña que peder en algo, no significa ser derrotados. En Cristo Jesús, sabemos que todo obra para bien. Los momento difíciles también son pasos hacia nuestros sueños. Así lo vivió José a quien Dios le había otorgado dos sueños desde su infancia. En el primero, veía unos manojos de trigo inclinándose ante él y en el segundo, veía al sol, la luna y once estrellas, honrándole. Cuando le contó los sueños a su familia, se ganó la envidia de los hermanos. Lo mismo puede sucedernos. Al contar nuestros sueños, corremos el riesgo de ser menospreciados o envidiados. Por eso, es mejor ser cuidadosos y rodearnos de gente positiva que apoye nuestros anhelos.
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