¿Cuál es el mayor problema que tenemos los cristianos?
Que hablamos muchísimo de Dios, pero no lo conocemos. En nuestro criterio, Dios
es conforme lo imaginamos, de acuerdo con nuestra propia perspectiva. Y ahí
está el error. El Señor en el que creemos es muy distinto del real, el Dios de
poder que transforma, hace milagros y cambia las circunstancias.
Recuerde lo que enseñan las Escrituras: “Pues el Señor es bueno. Su amor inagotable
permanece para siempre, y su fidelidad continúa de generación en generación.” (Salmo 100:5. Nueva Traducción Viviente)
¿Qué debe mediar? La revelación del Señor. Dios debe
revelarse a nuestra vida. ¿Y cómo lo logramos? Mediante intimidad con Él. ¿La oración
y el estudio sistemático de las Escrituras es un camino apropiado para
conocerle como realmente Él es?
Cuando le conocemos en Su plenitud, podemos confiar en
Él. Comparto con usted cinco razones para confiar en Dios que nos enseña el
reverendo Charles Stanley:
Basándonos en el carácter de Dios, ¿de qué podemos
estar seguros?
I-
Dios
nos impartirá su misericordia. Al enviar a su Hijo a
morir en nuestro lugar, el Padre celestial demuestra su amor por nosotros (Salmo 100:5; 1
Juan 4:10).
I-
El
Señor nos ayudará a hacer lo que Él requiera de nosotros.
Nos dará no solo la sabiduría espiritual para que podamos realizar las tareas
que nos ha asignado, sino también el poder para llevarlas a cabo (hebreos 13.21).
I-
Dios
pondrá un límite a las tentaciones y a las presiones que permite en nuestra vida.
Como
artesano de nuestras vidas, Él sabe cómo moldearnos a la imagen del Señor Jesús
(2 Corintios
4.8).
I-
Dios
nos fortalecerá y protegerá para que no tengamos que claudicar o rendirnos.
Aunque somos débiles, Él sabe cuán fuertes podemos ser cuando su poder está en
nosotros (1
Corintios 10.13).
I-
Nuestro
Padre celestial perdonará nuestros pecados. Él está listo
para recibir nuestra confesión, perdonarnos y limpiarnos de toda maldad cada
vez que acudamos a Él (1 Juan 1.9).
Además de estas bendiciones durante el tiempo que
vivamos en este mundo, tenemos también bendiciones futuras de las que podemos
estar seguros. Podemos tener la confianza de que la vida no termina cuando
nuestro cuerpo terrenal muere (2 Corintios 5.8); que viviremos en el cielo
para siempre; y que Jesucristo volverá un día.
La vida tiene, sin duda, experiencias dolorosas (Juan 16.33).
Pero cuando los problemas nos opriman, pensemos en todas las razones por las
que podemos depender de Dios.
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