En medio de todo afán, es necesario que cada día, apartes un tiempo específico para “sentarte” y escuchar con atención la voz de Dios por medio de la reflexión de su Palabra.
No hay nada tan gratificante y productivo como exponerse al contenido de la Palabra de Dios.
¿Qué sucede cuando “escuchas” la voz de Dios por medio de la reflexión bíblica?
Obtienes beneficios que nadie te podrá quitar porque quedarán arraigados en lo más profundo de tu ser.
Veamos algunos:
Tendrás la certeza que Dios te ha hablado personalmente.
Tendrás la certeza que Dios SI está pendiente de lo que te está sucediendo precisamente en ese momento.
Recibirás cada día la palabra oportuna.
Podrás discernir e interpretar tus acontecimientos bajo la luz de la Palabra de Dios.
Enfrentaras con certeza, sabiduría y fortaleza todos tus acontecimientos, sobre todo aquellos que son difíciles de sobrellevar.
Descubrirás tesoros incalculables que enriquecerán todas las aéreas de tu vida.
Comprenderás muchas cosas que ni aun los libros de ciencia son capaces de explicar.
Entenderás que Jesucristo es Dios hecho hombre, que vino para salvar a la humanidad de la condenación eterna por medio del único y perfecto sacrificio en la cruz.
Tendrás el deseo espontáneo de transmitir a otros la VERDAD...
Estos y otros beneficios son los que obtendrás, si tu prioridad es exponerte a la reflexión bíblica.
Aparta un tiempo en tu apretada y afanada agenda diaria para recibir LUZ del CIELO.
¡Siéntate y escucha la voz de Dios!
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