Es demás No puedes más.
Lo que durante años intentaste solucionar con tus esfuerzos
y recursos externos, no resultó. Las cosas empeoraron al grado tal de podrirse
en su totalidad.
Lo que comenzó a ser un proceso controlable se te escapó de
tus manos, y ahora no hay nada que hacer. Situaciones imposibles y difíciles
son los resultados que ahora te envuelven.
Te lamentas noche y día por las decisiones tomadas, pero,
¿Qué puedes hacer? ¡NADA!. Humanamente hablando nada de nada. El tiempo pasó,
así como también las oportunidades.
SOLO TE QUEDA ACUDIR A LA GRACIA DE DIOS.
Para que la gracia de Dios sea efectiva en tu vida,
necesitas reconocer que el único mediador para obtenerla es Jesucristo, que es
por medio del sacrificio perfecto que hizo en la cruz a tu favor que te hace acreedor
de su justicia y como consecuencia a todas sus bendiciones temporales y
eternas.
Es por medio de la GRACIA de Dios en Jesucristo que tienes
todo el derecho y toda la libertad para pedirle por tu restauración total y la
de toda tu familia.
Dios quiere levantarte de tu condición para que experimentes
la vida plena que viene únicamente por medio de Jesucristo.
Es esa plenitud espiritual que te llevará a comprender que
el único sentido en la vida lo tienes únicamente en Dios; la plenitud que te
llevará a testificar de su poder restaurador; la plenitud que te impulsará a
integrarte a la misión que has venido a cumplir a la tierra.
ABANDÓNATE BAJO LA GRACIA DE DIOS, AHORA.
¿No sabes por dónde comenzar?
Únicamente clámale para que su GRACIA sea efectiva en tu
vida. Verás como su misericordia será proyectada a tu favor aunque nada
merezcas, verás como su poder sobrenatural comenzará a transformar tu interior
y te capacitará para grandes cosas inimaginables, verás como su soberanía se
inclinará a tu favor por medio de acontecimientos que posiblemente en un
principio no comprenderás pero que redundarán para tu bien.
Dios quiere ponerle “punto final” a tus desgracias.
Aprovecha la nueva oportunidad que te ofrece “HOY”. Es por algo que no te ha
consumido como lo merecías.
Los Pastores Manuel y Marina
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