Todos los acontecimientos que ahora vives, aun
hasta los más imperceptibles o casuales son parte del proceso divino; son
procesos saturados de la Gracia y de la Misericordia de Dios, saturados de su
Poder y de su soberanía.
Siempre tendrás su palabra certera y oportuna
para cada circunstancia que vivas, ya sea que estés en el más árido de los
desiertos o en la más feroz de las tormentas.
No temas aunque miles de circunstancias
peligrosas, difíciles e imposibles te
acosen por todos lados; en lugar de angustiarte, confiesa ahora con plena
convicción: “El Señor es mi ayudador, no temeré lo que me pueda hacer el
hombre” Hebreos 13: 6.
No te afanes en aquello que no puedes
resolver, pues Dios se encargará del resto; el responderá por ti y por las
personas que están bajo tu responsabilidad. “Jehová peleará por vosotros, y
vosotros estaréis tranquilos” Éxodo 14:14.
¡Confía! ¡Descansa! ¡Alégrate!
Es necesario que vivas para lo que Dios te
trajo al mundo; tu estadía aquí no transcurre en vano. Todo cuanto haces para
él no quedará en el olvido, tendrá consecuencias eternas.
¡Confía! ¡Descansa! ¡Alégrate!
Dios cumplirá su propósito en ti.
“Esforzaos y cobrad ánimo; no temáis ni tengáis
miedo de ellos, porque Jehová tu Dios es el que va contigo; no te dejará, ni te
desamparará” Deuteronomio 31:6
M.R
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