Has estado orando “infructuosamente” a Dios para
que te saque de “esa situación” tan agotadora y estresante; pero tal parece que
todo sigue igual, todo permanece “fuera de lugar” y convertido en un caos
desolador e irreversible.
¡Una verdadera pesadilla de la que anhelas
despertar ahora!
Humanamente hablando, no hay más que hacer.
Las lágrimas han inundado tu almohada durante
oscuras e interminables noches, pero ya no hay perspectivas favorables. (Tú
sabes de qué se trata.)
Le has creído a Dios, has dado los pasos de fe
necesarios y continúas orando insistentemente.
Pero entonces,
¿Qué sucede?
¿Qué pasa?
Estás en medio de un proceso formativo en el que
Dios te está enseñando a fortalecer tu fe, te está enseñando a esperar en él
aunque el tiempo haya transcurrido más allá de sus límites, te está enseñando a
gozarte en él independientemente a toda circunstancia.
Es ahora, en medio de “esas circunstancias” cuando
debes de “levantar los ojos al cielo”; ver con los “ojos de la fe”, ver más
allá de los nubarrones oscuros y de los áridos desiertos que te envuelven.
Esta mañana leía en el devocional de “El Pan
Diario” (Edición 2018), el siguiente texto: “Nuestros problemas son
oportunidades para encontrar las soluciones de Dios”.
¡Qué gran enseñanza!
¿QUE HACER EN MEDIO DE ESTA PESADILLA?
Reflexionar constantemente en la Palabra de
Dios.
Verás que siempre te dará el consejo oportuno que
necesites recibir; eso revitalizará enormemente tu fe, alimentará tu esperanza
y tu corazón se llenará de gozo indescriptible.
Orar sin cesar.
La oración te dará la capacidad para discernir la
Palabra de Dios y te dará las fuerzas necesarias para soportar las noches
oscuras y tormentosas que te envuelven.
Acordarte de todas las intervenciones pasadas de
Dios.
Tienes motivos suficientes para recordar aquellos
momentos milagrosos en los que Dios
intervino a tu favor cuando nada se podía hacer. Así como lo hizo en el pasado,
así lo hará nuevamente.
¡En su
tiempo!
¡Con sus métodos!
Mirar hacia adelante.
Enfócate más allá de todos los obstáculos gigantes
e impenetrables que te esperan en el camino; en el momento menos pensado, todas
las puertas que se mantienen cerradas se abrirán de par en par.
Creer que Dios cumplirá sus propósitos en ti.
Ten la firme convicción de que él “se toma su
tiempo” para que tu vida sea reorientada hacia sus propósitos originales; y aunque nada comprendas ahora y nada
aceptes, cree que Dios no te defraudará.
¡Él sabe
cómo hace y procede contigo!
Pastor Manuel R
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