Génesis 29 y 30, cuenta la historia de Jacob y de sus dos esposas. Una de ellas se llamaba Lea y la otra Raquel. Se dice que Jacob amaba a Raquel, pero no amaba tanto a Lea. También dice que Raquel era hermosa, y que aparentemente Lea no era tan atractiva. Pero la Biblia dice que Dios miró desde lo alto y bendijo a Lea dándole hijos. Ella llamó al primero Judá, y en hebreo significa, Yejuda, o sea "alabanza, agradecimiento, y adoración." Con el nombre que le dio a su hijo, ella estaba alabando a Dios , tenemos la palabra Judá, y de ahí viene el nombre de la tribu de Judá, de la cual proviene el Mesías, el León de la tribu de Yejuda, de Judá.
A pesar de que Lea no era amada por Jacob, no dejó por eso de ser amada por Dios. Dios mira al interior y no al exterior. Él está interesado en el “corazón” . Dios bendijo a Lea, y ella alabó a Dios. Su alabanza, su Yejuda o Judá, daría como resultado el nacimiento del Mesías, en su descendencia. Hay algo maravilloso en todo esto. No importa lo que la gente piense de usted. No importa cuáles sean sus debilidades o las circunstancias por las que esté pasando. Lo que importa es que alabe a Dios en medio de sus dificultades, lo alabe en los momentos difíciles, en sus debilidades, en los momentos de rechazo, de soledad. Alabe a Dios en todo. Déle gracias y alábelo porque de esa alabanza saldrá la bendición. De esa alabanza vendrá la redención de su situación, tal como Lea. De su alabanza saldrá Jesús, así como salió de la alabanza de Lea, así saldrá el Mesías, el León de la tribu de Judá.
Así que, sea cual sea la situación o la prueba en la que se encuentra en este mes o en el futuro, alabe a Dios en todas la cosas y Jesús lo conducirá hacia la victoria.
0 comentarios:
Publicar un comentario