Dios es tu Padre, y sabe lo que necesitas específicamente
para que sus propósitos eternos se cumplan en tu vida. Es importante que entiendas la diferencia
entre lo que quieres y lo que necesitas.
No es lo mismo QUERER que NECESITAR, y es ahí cuando fallas a la hora de
pedir en tus oraciones. Pides lo que
quieres de acuerdo a tu perspectiva o deseos, y no lo que realmente necesitas
de acuerdo a la voluntad de Dios. Hay
cosas que quieres, pero que no concuerdan con el propósito eterno que Dios
tiene para tu vida, esa es la razón por la que no se te conceden. Definitivamente que bajo ninguna
justificación humana no te convienen; sin embargo, hay cosas que necesitas,
pero que no deseas. (Palabras duras de digerir y aceptar, pero así es...)
Es necesario que tengas la valentía de decirle al Señor esta
oración:
“Dame todo lo que necesito para que tus propósitos eternos
se cumplan en mi vida, quiero vivir para lo que nací y no para mis caprichos
egoístas. Me abandono bajo tu gracia y
misericordia incondicionales... me
abandono bajo tu poder sobrenatural...
me abandono bajo tu soberanía.
Me pongo bajo tus órdenes. Sé
que a partir de esta oración comenzaré a ver cambios extraños e ilógicos en mis
acontecimientos, pero sé que todos irán encaminados al cumplimiento de tus propósitos eternos. No tendré miedo, ni me entristeceré ante lo
que pase porque sé que todo irá encaminado para mi bien”.
Cuando le des prioridad a tus necesidades reales sobre tus
deseos irreales, entonces verás la diferencia. Verás cumplirse aquel texto
bíblico que dice así: “Y sabemos que a
los que aman a Dios, todas las cosas les ayudan a bien, esto es, a los que
conforme a su propósito son llamados” Romanos 8:28.
Dios sabe cuáles son tus necesidades reales. No tengas miedo a renunciar a tus caprichos,
porque sin duda algo mejor tiene para ti.
Los Pastores Manuel y Marina
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