Recuerda que Dios es tu Padre. El planificó todo con
respecto a ti aun desde antes que nacieras, y si te ha dado vida es para que
con ella lo reflejes en el lugar donde te plantó. Fue él, quien te eligió EN
Cristo por su propia iniciativa. “No me elegisteis vosotros a mí, sino que yo
os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro
fruto permanezca” (Juan 15:16). ¡Gran privilegio otorgado por Gracia! Tú no
vives para otra cosa, no vives para otro propósito ajeno al de Dios. Es
necesario que vivas para tu Padre. Cualquier otro plan no tiene sentido. Al
respecto nuestro Señor Jesucristo dice: “Vosotros sois la sal de la tierra;
pero si la sal se desvaneciere, ¿con qué será salada? No sirve más para nada,
sino para ser echada fuera y hollada por los hombres. Vosotros sois la luz del
mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.
Ni se enciende
una luz y se pone debajo de un almud, sino sobre el candelero, y alumbra a
todos los que están en casa. Así alumbre vuestra luz delante de los hombres,
para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en
los cielos”. (Mateo 5:13-16). Tú vives por Dios y para Dios; por eso necesitas
enfocarte en el propósito por el cual te trajo al mundo. Necesitas ponerte bajo
sus órdenes incondicionales para
reflejar su parecido mediante una vida radicalmente justa en donde vayas o te encuentres, aunque por
eso recibas toda clase de críticas y enfrentes rechazos fuertes.
“Bienaventurados los que padecen persecución por causa de la justicia, porque
de ellos es el reino de los cielos. Bienaventurados sois cuando por mi causa os
vituperen y os persigan, y digan toda clase de mal contra vosotros, mintiendo”
(Mateo 5:10-11). Es necesario que vivas para el propósito para el cual Dios te
creó. Caso contrario tu vida carecería de sentido y se echaría a perder.
Recuerda que Dios es tu padre. No tengas miedo vivir en sus
propósitos. El vela todo el tiempo por todas tus necesidades espirituales,
emocionales, físicas y materiales. Gozas todo el tiempo de su atención
personalizada a lo largo del camino que recorres en el árido y peligroso camino
de la vida; por lo tanto, no temas ante las estrategias que otras personas
planeen en tu contra, pues siempre tendrás su protección oportuna. Mira el
ejemplo del profeta Jeremías: “Porque oí la murmuración de muchos, temor de
todas partes: Denunciad, denunciémosle. Todos mis amigos miraban si
claudicaría. Quizá se engañará, decían, y prevaleceremos contra él, y tomaremos
de él nuestra venganza. Mas Jehová está conmigo como poderoso gigante; por
tanto, los que me persiguen tropezarán, y no prevalecerán; serán avergonzados
en gran manera, porque no prosperarán; tendrán perpetua confusión que jamás
será olvidada” (Jeremías 20:10-11).
Gozas de la cobertura plena, total y constante de Dios, tu Padre. “El
que habita al abrigo del Altísimo morará bajo la sombra del Omnipotente” (Salmo
91:1). El Altísimo Dios, tu Padre, te defenderá en el cumplimiento de tu misión
sobre la tierra.
RECUERDA QUE DIOS ES TU PADRE. El cumplirá su propósito en
ti.
Los Pastores Manuel y
Marina
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