lunes, 1 de diciembre de 2008

"ESPERANDO LA ALEGRIA"

Gran parte de la vida gira alrededor de la expectativa. Cuánto perderíamos si tuviéramos que despertar un día ante el inesperado anuncio de: «¡Dentro de diez minutos será Navidad!» El gozo en muchos de los eventos de la vida se basa en el hecho de que tenemos tiempo para esperarlos.
La Navidad, las vacaciones, los viajes misioneros, los eventos deportivos. Todos aumentan su valor debido a las horas que pasamos esperándolos —repasando ansiosamente en nuestras mentes el gozo, los desafíos y la emoción que éstos traerán consigo.
Cuando leo Salmos 30:5, pienso en el valor de la expectativa y la emoción que ésta puede traerle al corazón humano. «Por una noche durará el lloro, y a la mañana vendrá la alegría». El salmista está declarando la consoladora idea de que nuestro sufrimiento terrenal sólo dura por un corto periodo si lo comparamos con el gozo esperado que se iniciará en el cielo y durará para siempre. Pablo escribe una idea similar en 2 Corintios 4:17, donde descubrimos que nuestra «leve tribulación» lleva a una gloria de valor eterno.
Por ahora, aquellos de nosotros que lloramos podemos centrar nuestros pensamientos en la esperanza en vez de hacerlo en la desesperanza, y en la expectativa en vez del sufrimiento. Puede que nuestros corazones estén pasando por una pesadilla, pero un poco más adelante en el camino se encuentra el amanecer de la eternidad. Y con él, Dios promete el gozo eterno de la mañana celestial.

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