Es necesario que aprendamos a “ver” nuestra vida desde la
perspectiva de Dios; necesitamos NO continuar “viendo” y “viviendo” desde nuestra
corta vista terrenal y relativista. Cuando el Espíritu Santo nos da esta nueva
visión, entonces comenzamos a establecer prioridades enfocadas hacia los
valores eternos del Reino de los Cielos. Es así como obtenemos sobrenaturalmente la certeza de la REALIDAD
eterna de Dios, la certeza de nuestra IDENTIDAD como hijos de Dios, la certeza
de nuestra MISIÓN en el mundo y la certeza de nuestro DESTINO eterno.
Entendemos entonces
que somos como “semillas” escogidas y predestinadas por Dios desde antes
de la creación del universo, desde antes de la fundación del mundo.
“semillas” escogidas y predestinadas por Dios
para ser antes sembradas en el plano físico y temporal llamado “tierra”. “semillas”
escogidas y predestinadas para que adquiramos la identidad de hijos de Dios por
medio de Jesucristo. “semillas” escogidas y predestinadas para cumplir una misión
específica en la tierra. “semillas”
escogidas y predestinadas para iniciar un proceso germinativo mientras dure
nuestra vida terrenal (formación y entrenamiento para la eternidad)... “semillas” escogidas y predestinadas para
resurgir con una nueva naturaleza en el Reino Eterno de nuestro Padre
Celestial.
Es necesario que aprendamos a ver nuestra vida desde la
perspectiva de Dios; y hasta entonces todas nuestras motivaciones y acciones
adquirirán un giro correcto en medio de un mundo envuelto en dañinos
espejismos.
Oremos para que así sea.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que
nos bendijo con toda bendición espiritual en los lugares celestiales en Cristo,
según nos escogió en él antes de la fundación del mundo, para que fuésemos
santos y sin mancha delante de él, en amor habiéndonos predestinado para ser
adoptados hijos suyos por medio de Jesucristo, según el puro afecto de su
voluntad.
Los Pastores Manuel y Marina
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