martes, 30 de enero de 2018

MIENTRAS DURE NUESTRO PEREGRINAR




En la Palabra de Dios encontramos el consuelo y la esperanza de la Vida Eterna que se alcanza únicamente por medio de Jesucristo.
“Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna”. Juan 3:16
Textos afines al anterior, encontramos a lo largo de todo el Nuevo Testamento.
Quienes hemos creído en Jesucristo y entregado todas las áreas de nuestra vida, tenemos la plena certeza de poseer la ciudadanía celestial.

“Mas nuestra ciudadanía está en los cielos, de donde también esperamos al Salvador, al Señor Jesucristo; el cual transformará el cuerpo de la humillación nuestra, para que sea semejante al cuerpo de la gloria suya, por el poder con el cual puede también sujetar a sí mismo todas las cosas”. Filipenses 3:20-21
“El Espíritu mismo da testimonio a nuestro espíritu, de que somos hijos de Dios. Y si hijos, también herederos; herederos de Dios y coherederos con Cristo, si es que padecemos juntamente con él, para que juntamente con él seamos glorificados”. Romanos 8:16-17
MIENTRAS DURE NUESTRO PEREGRINAR.
Vamos en peregrinación hacia nuestra patria celestial; pero mientras no lleguemos a ella, estaremos expuestos a enfrentar feroces tempestades y áridos  desiertos.
Mientras dure nuestro peregrinar sobre la tierra, es necesario que nos mantengamos libres de toda incredulidad, temor, tristeza desesperanza y angustia; por eso, es importante que nos alimentemos constantemente del “maná del cielo” que nos fortalecerá.
Mientras dure nuestro peregrinar sobre la tierra, es necesario que la fe, la seguridad, el gozo, la esperanza y la paz EN Dios sea lo que controlen las diversas áreas de nuestras vidas.
Mientras dure nuestro peregrinar sobre la tierra, ajustemos nuestros pasos al “mapa de nuestras vidas”, la Palabra de Dios.
¡Vivamos para él!
“Porque así nos ha mandado el Señor, diciendo: Te he puesto para luz de todas las gentes, a fin de que seas para salvación hasta lo último de la tierra”.


Pastor M. Rodriguez 

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