El retorno del Señor Jesucristo es una verdad que nos enseña la Biblia. Lo importante es que sea una verdadera esperanza para cada creyente. El Señor desea que lo esperemos para verlo y estar para siempre con él.
Estar con el que tanto nos amó hasta dar su vida por nosotros, ¿no es un motivo suficiente para esperarle ardientemente?
Cierta vez el apóstol Pablo fue arrebatado hasta el tercer cielo, el paraíso. Allí oyó palabras inefables, palabras que el lenguaje humano no puede expresar (2 Corintios 12:2-5). Así comprendemos que la presencia del Señor Jesús resucitado y glorificado será la fuente de una felicidad y de un gozo indescriptibles y siempre renovados.
Jesús mismo desea tener junto a él a todos los Suyos; tanto los que han creído a Dios antes de la cruz como los que fueron rescatados después de su resurrección.
¿Por qué a menudo esperamos al Señor de una manera tan lánguida e indolente? Porque tenemos tendencia a buscar nuestros propios intereses y “no lo que es de Cristo Jesús” (Filipenses 2:21).
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