Las bendiciones abundantes que se obtienen del evangelio, además de la vida eterna, superan toda expectativa humana. Quienes las estamos recibiendo de continuo, espontáneamente somos portadores de ellas; por eso, sin merecerlo, los cristianos nos hemos constituido en medios de bendición para otras personas.
Los cristianos somos portadores de vida abundante.
Somos portadores de la VIDA que Cristo nos ha dado gratuitamente al creer en él. Yo he venido para que tengan vida, y la tengan en abundancia. Juan 10:10. Se trata de una vida plena en el Espíritu Santo, la cual se refleja de manera espontánea por medio de sus frutos. Al ser portadores de VIDA, Dios impacta por nuestro medio la vida de las demás personas. Somos motivo para que otros sientan la necesidad de acercarse a él y cambiar radicalmente de vida.
Pero, ¿Por qué muchos cristianos, a pesar de serlo desde hace muchos años, no “saboreamos” esa vida abundante?
Muchos de nosotros, hemos repetido innumerables veces el versículo citado arriba (El de la vida en abundancia), pero no lo hemos vivido. Lo sabemos en teoría, pero no lo hemos experimentado en la vida práctica. Muchos incluso pueden ser excelentes maestros de la biblia y excelentes predicadores, pero a nivel teórico. Satisfacen la mente y las emociones de quienes les escuchan, pero no les impactan espiritualmente. ¿A qué se debe todo esto? ¿Qué es lo que frena “saborear” esta vida abundante? La clave es morir. No puede haber VIDA, si antes no hay MUERTE. Es necesario que se cumpla radicalmente aquellas palabras que el apóstol Pablo escribió a los gálatas. Con Cristo estoy juntamente crucificado, pues ya no vivo yo, sino Cristo vive en mí; y lo que ahora lo vivo en la carne lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí. Gálatas 2:20.
¿A qué hemos de morir?
Morir a la práctica del pecado.
El pecado lo que hace es crear una barrera entre Dios y nosotros, impidiéndonos disfrutar la comunión con él. Hay muchas costumbres pecaminosas que sabemos que no están bien, y sin embargo se siguen practicando. ¿Podrá un cristiano así saborear la comunión con Dios? No.
Morir a nuestro proyecto de vida.
Desde antes de nacer, Dios pensó en nosotros para un propósito específico en el mundo. El problema de esto, es que muchos cristianos lo hemos olvidado, y vivimos de acuerdo a nuestro programa y no de acuerdo al programa de Dios. Es necesario renunciar a nuestro proyecto de vida y consagrarnos al proyecto de Dios, él se encargará de mover los acontecimientos para conducirnos al centro perfecto de su voluntad.
Agregado a ambas actitudes, es necesario revitalizarnos constantemente por medio de la oración para fortalecernos en el espíritu, y la reflexión bíblica para no perder la visión de lo que Dios quiere de nosotros cada día.
El hecho de poseer la Vida Abundante, no indica la ausencia de debilidades y adversidades.
En la historia bíblica nos percatamos que los siervos y siervas de Dios, experimentaron todo tipo de debilidades, limitaciones y adversidades. Digo esto, porque algunos creen que “vida abundante” implica tenerlo todo a favor en el mundo. Sin embargo nuestro Señor Jesucristo dijo: En el mundo tendréis aflicción, pero confiad, yo he vencido al mundo. Juan 16:33. Es una afirmación que no hemos de olvidar y tener siempre presentes. El hecho de vivir en medio de un mundo que se deleita en todo tipo de males, indica que los que deseamos vivir en armonía con la voluntad de Dios enfrentaremos oposición. Un ejemplo de ello, lo vemos cuando el apóstol Pablo exhortó a un grupo de discípulos: Es necesario que a través de muchas tribulaciones entremos en el reino de Dios. Hechos 15:22.
Si alguien fue perseguido y sujeto a todo tipo de debilidades fue el apóstol Pablo, quien al mismo tiempo lo vemos como un portador eficaz de vida abundante. Solo basta reflexionar en los Hechos de los apóstoles a partir del capítulo 9 al final para que nos percatemos de ello. Pablo, un hombre que además de creer en Jesucristo, murió a la práctica del pecado y a su proyecto de vida; un hombre, que pese a las adversidades que enfrentó, supo que su trabajo en el Señor jamás sería en vano.
Recuerda que todo lo que hagas para Dios no es en vano, aunque tengas que transitar por la más oscura y peligrosa de las tempestades porque en medio de ese ambiente proyectarás luz y vida. Así que, hermanos míos amados, estad firmes y constantes, creciendo en la obra del Señor siempre, sabiendo que vuestro trabajo en el Señor no es en vano. 1 Corintios 15:58. Que los problemas presentes o las tentaciones seductoras, no te desenfoquen de la misión específica que has venido a cumplir en la tierra.
Así alumbre vuestra luz delante de los hombres, para que vean vuestras buenas obras, y glorifiquen a vuestro Padre que está en los cielos.
Mateo 5:16
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