Debido a las consecuencias de las acciones equivocadas y malas que cometiste en el pasado, ahora no puedes entrar a poseer las bendiciones que Dios te había preparado, no puedes encarrilarte en sus propósitos a pesar de todos los intentos.
Sientes ataduras enormes que te impiden avanzar...
Sientes impotencia para salir del calabozo en el que te encuentras...
Sientes que ya te podriste, que no hay nada más que hacer.
Pero ahora dices…
“Ya no más”
Ahora crees y declaras que la Palabra de Dios que ha sido pronunciada sobre ti y toda tu familia, se cumplirá al pie de la letra. Que no se trata de una promesa ilusoria y trillada, pues te ha sido confirmada con claridad y detalles.
Ahora crees y declaras que Dios te desatará de las consecuencias de las malas acciones cometidas en el pasado; y que tu vida será reorientada en un nuevo cauce para que “corra” en el centro perfecto de su voluntad.
Ahora crees y declaras que todas las áreas de tu vida serán restauradas por el poder sobrenatural del Espíritu Santo.
Ahora crees y declaras que pese a tu inexperiencia, debilidades y una pésima historia personal, Dios te empleará para algo grande.
Sin embargo es necesario que estas convicciones firmes vayan acompañadas de la acción.
El apóstol Santiago escribe y amplía al respecto: ¿Mas quieres saber, hombre vano, que la fe sin obras es muerta? Santiago 1:20. Es necesario que atiendas la Palabra de Dios y vivas conforme a sus lineamientos. Si deseas que tu vida sea reorientada al centro perfecto de la voluntad de Dios, debes practicar la obediencia. Por eso el apóstol Pedro dice en su carta: Como hijos obedientes, no os conforméis a los deseos que antes teníais estando en vuestra ignorancia; sino, como aquel que os llamó es santo, sed también vosotros santos en toda vuestra manera de vivir; porque escrito está: Sed santos, porque yo soy santo. 1 Pedro 1:14-16. Es necesario provocar consecuencias de bendición. Es imposible que al desobedecer deliberadamente los lineamientos de Cristo, se experimenten bendiciones. Se trata de creer, pero al mismo tiempo ser coherentes con lo que creemos. Mira lo que escribe el apóstol Juan en su carta: El que dice: Yo le conozco, y no guarda sus mandamientos, el tal es mentiroso, y la verdad no está en él; pero el que guarda su palabra, en éste verdaderamente el amor de Dios se ha perfeccionado; por esto sabemos que estamos en él. El que dice que permanece en él, debe andar como él anduvo. 1 Juan 2:6. Veamos también la exhortación que el profeta Jeremías hace: Así ha dicho Jehová de los ejércitos, Dios de Israel: Mejorad vuestros caminos y vuestras obras, y os haré morar en este lugar. No fiéis en palabras de mentira, diciendo: Templo de Jehová, templo de Jehová, templo de Jehová es este. Pero si mejorareis cumplidamente vuestros caminos y vuestras obras; si con verdad hiciereis justicia entre el hombre y su prójimo, y no oprimiereis al extranjero, al huérfano y a la viuda, ni en este lugar derramareis la sangre inocente, ni anduviereis en pos de dioses ajenos para mal vuestro, os haré morar en este lugar, en la tierra que di a vuestros padres para siempre. Jeremías 7:3-7. Dios desea ponerte en el centro perfecto de su voluntad, pero es necesario que tengas toda la disposición de obedecerle. Será a medida que camines creyendo y obedeciendo, que verás tu restauración total.
Mucho cuidado con retroceder, pues entonces las consecuencias serían peor que al principio. Recuerda esta palabra: Mira, has sido sanado; no peques más, para que no te venga alguna cosa peor. Juan 5:14.
0 comentarios:
Publicar un comentario