En Isaías 9:6, al Mesías se le llama "admirable." La palabra hebrea es “peleh,” que significa algo tan admirable que hay que detenerse a contemplarlo, algo que se mira. Es como la palabra "mirador" que viene de la palabra "mir" y es un lugar alto desde donde se contempla el paisaje. El mirar algo bonito nos trae una sonrisa a los labios y nos alegra el rostro.
Jesús es el "peleh" de Dios, es el que nos causa admiración y trae sonrisa a nuestro rostro. Si usted conoce a Jesús es porque un milagro ha sucedido en su vida que lo ha llenado de admiración y a puesto una sonrisa en su rostro. La evidencia de ese milagro es un corazón lleno de admiración, y la evidencia de esa admiración es una sonrisa en su rostro. Así que sonría porque su nombre está escrito en el Libro de la Vida; sonría porque Dios de verdad lo ama y porque Jesús ha llegado a su vida el Príncipe de Paz dador de sonrisas, y esa es una buena razón para sonreír.
Manténgase sonriente, y cuando alguien le pregunte, ¿por qué está alegre? responda que es porque Dios lo ama.
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