En en libro de Jeremías dice: “Y yo haré que regresen los cautivos de Judá y de Israel, y reedificaré sus ciudades como antes.” Jeremías profetizó hace miles de años que Dios traería al pueblo judío de regreso a la tierra de Israel. Esta profecía se cumplió en 1948, cuando Israel renació y el pueblo judío volvió a su tierra. La profecía se cumplió y se reconstruyeron las antiguas ruinas.
Hay algo que tenemos que aprender de todo esto. Cuando usted tiene algo que ama mucho y se rompe, usted no lo tira, sino que lo repara. De la misma manera, Dios no quiere abandonar a este mundo, sino que quiere reconstruirlo. Redimir significa reconstruir vidas, no abandonarlas. Así que no huya de lo que se haya roto en su vida. Regrese a sus "antiguas ruinas" y edifique de nuevo lo que sea necesario. Sea lo que sea, Dios edificará su vida – porque es sobre las ruinas de la Tierra Prometida que se construye el Reino de Dios con verdadera paz y gozo.
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